No hemos escrito nunca sobre la historia de este humilde proyecto, y ahora que lo renovamos, se impone una reflexión sobre sus orígenes y el porqué de tanto esfuerzo sin recompensa directa. Permitidme hablar un poco en serio y en primera persona. Telekomor responde básicamente a dos «estímulos» allá por el año 2004: convertir en algo positivo un incidente muy frustrante y por otro, responder a una pregunta vital.
El incidente se produjo cuando, en un desastroso proceso de alta con un operador de telekomunicaciones, se cortó la conexión a Internet durante 5 meses de dura batalla con un servicio de atención telefónica que no solucionaba nada. Entre tanto, monté una plataforma en Internet en la época que no había redes sociales con miles de visitas, grabaciones, amenazas de juicios, mensajes con Diputados, … y al final una victoria pírrica, pero victoria. Quizás el momento álgido fue cuando recibí la llamada desde el operador y lo puse en espera con música mientras me marcaba un bailecito. Decidí que tanta frustración debía canalizarse en algo alegre y recuperé una vieja idea realizar una tira cómica, desempolvando los lápices de la época de estudiante, y que se publicase gratuitamente en Internet y en la revista BIT del ilustre colegio de Telecomunicación al que orgullosamente pertenezco.
La pregunta vital a la que respondía este proyecto era: «¿A qué dedicarías tu tiempo si tuvieras mucho dinero?». No nadamos en la abundancia, pero tenemos más que suficiente, por lo que acumular más cosas no es mi objetivo vital. Esperar a tener mucho dinero para empezar a decidir a qué quieres dedicar tu tiempo de ocio -mucho o poco- es bastante absurdo. La respuesta en ese momento fue: «realizar trabajos creativos que me gustaran, sin importar su impacto ni su beneficio». Y de ahí surgieron Telekomor.com y formar parte del grupo de música Pangea.
Ahora que veo en la distancia tanto trabajo me pregunto si ha merecido la pena o si la actividad creativa podría haber sido de más altos vuelos. No lo sé, pero creo que siempre merece la pena poner nuestro granito de creatividad y de pensamiento crítico antes que estar perdiendo el tiempo en el Caralibro o viendo jurbol. Digo yo, ¿no?.