«Joker» o la muerte de Batman

Me atrevo a afirmar que la película «Joker» estrenada en 2019 marca un hito en la simbología del mundo «Batman». Para resumir este análisis, uso la frase de mi amigo Dudo: «La película del Joker ha matado a Batman». Si no has visto la película, te recomiendo que lo hagas antes de leer esto, porque puede que se escape algún spoiler.

Estrenada en España en mitad de mi furia cosplay desencadenada, parecía otra de esas extrañas «serendipias» que han acompañado al proyecto. Saqué mi entrada por la noche entre semana para disfrutar en solitario de la película, tratando de analizar a mi «enemigo» sin distracciones. Tan íntimo fue el momento cinéfilo, que no había nadie en la sala de proyección. Un acojone.

A nivel cinematográfico la película está muy bien rodada, con 11 nominaciones y dos Oscars. La actuación de Joaquin Phenix aunque al límite del histrionismo, como no puede ser de otra forma, e incluso de la anorexia, es más que merecedora del Oscar. Y ojito, ya van dos al personaje de comic, teniendo en cuenta el Oscar póstumo a Heath Ledger como actor de reparto en las pelis del Caballero Oscuro.

La banda sonora, soberbia. La fotografía, se sale. La simbología de muchas escenas, como la recurrente y tediosa subida de la escalera a casa en la primera parte, y la alegre bajada (¿a los infiernos?) de la misma escalera por un joker recién nacido. Pero no me quiero enrollar en el análisis cinematográfico, esto no es el blog de «Fotogramas». Vamos al melón, digo, al guión.

Parece que en el Bronx le están tirando huevos a los instagrames que no paran de hacerse fotos en la escalera que se usó para esta escena… yo reconozco que tengo una foto en la del Exorcista, jajaja.

La película podría resumirse como una bajada a los infiernos de un enfermo mental, acosado por un sistema que lo empuja hacia abajo. La historia a simple vista no tiene mucho más, y el ritmo de la narración es lento y la atmósfera opresiva. Siendo una película de «superhéroes» puede parecer un tostón, y como película de «autor», no deja de ser una producción hollywoodiense. Es decir, tiene todas las papeletas para no gustar. Pero desde mi punto de vista, es un peliculón, de los que no veía hace tiempo. Quizás estoy muy influenciado por la parafernalia de Batman, pero en realidad, apenas hay puntos de unión, salvo alguna escena diría de relleno con el joven Bruce Wayne.

El personaje del Joker en las películas de Nolan es un psicópata impredecible, pero que tiene sus códigos y sobre todo, quiere cuestionar la supuesta bondad del ser humano -escena de los dos barcos bombas con rehenes- como forma más profunda de ataque a Batman. En la película «Joker» descubrimos a una buena persona, enferma mental, que lleva años cuidando a una madre a su vez desquiciada, y que trata de dedicar su vida al entretenimiento como forma de ayudar a los demás. Pero todo lo que le va sucediendo se resume como la victoria de la maldad que le rodea: gamberros, compañeros de profesión; funcionarios sociales; sistema sanitario; madre; redes sociales; presentadores de televisión … todos van destruyendo su frágil psique de auténtica buena persona. El Joker es un pobre hombre destruido por el sistema.

Y como salida a su terrible situación -como única salida- sólo puede optar por la violencia. Una violencia que se rebela contra esa maldad. Una violencia contagiosa porque ese sistema dirigido por ricos también está oprimiendo a la mayor parte de la sociedad. En el Joker triunfa una anarquía violenta que tiene justificación. Es una revolución francesa del siglo XXI. El Joker acaba completamente loco, pero a su vez, acaba como un anarquista visionario y con fundamentos, liderando una revolución sin pretenderlo. Esa doble visión, que no se resuelve en la película y que se deja a criterio del espectador, ha generado mucha polémica entorno al estreno de la película. Viendo los tumultos en EEUU unos meses más tarde, parece una película premonitoria.

Batman queda como un niño rico al servicio de una sociedad opresora y el Joker como un loco iluminado anarquista que defiende a los desprotegidos. El mundo al revés. La «muerte» de Batman. Al salir de la película, reconozco que sufrí una merecida derrota. Con ganas de pillarme un smoking de colores. Además, es mucho más fácil de fabricar, jajaja.

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