A punto de cumplir casi medio siglo, es sorprendente que inicie un proyecto como este. Ni yo mismo lo entiendo. Por eso me pongo a escribir esto, vamos a analizarlo, agarrense los cinturones:
EL LADO FRIKI
Nunca he sido un fan auténtico del mundo superhéroe. Ni tampoco del mundo de la fantasía. Me resultan infantiles, falsos. No significa que lo desprecie, de hecho, he convivido con ellos, forman parte de mi formación y de mi vida. Viví el primer Superman con asombro, me disfracé de Superman con las bragas de mi madre. Vi a Lou Ferrigno interpretando a Hulk (“La masa”) en el cine de barrio (“Cayri»), con mi hermano preparando una broma épica.

La serie de Spiderman que ponían en los 70 me fascinaba. La serie del “superhéroe americano”, parodia de los superhéroes, me enganchó. Creo que he visto TODAS las películas de superhéroes, cuando era niño, y después, como acompañante activo de mi hijo. Pero en realidad, nunca he conectado de verdad. Sin embargo, me encanta la ciencia ficción, porque es un ejercicio mental potente sobre quiénes somos y a dónde nos dirigimos. No tienen nada que ver.
Ahora todo está mezclado, hecho un «revoltillo». Si te gusta la ciencia ficción, se supone que te gusta la fantasía y los superhéroes. Y no es que te disgusten, te gusta la libertad intelectual que representan, pero no son tuyos. Además no he sido un lector de cómics, sólo muy ocasional. En este entorno he sido muy audiovisual, por lo que me faltan los auténticos códigos de cada personaje.
De todos los superhéroes, con el que más me he acabado identificando ha sido con Batman, aunque Superman y Spiderman son los que más tiempo les he dedicado como espectador. Pero conforme me ido haciendo viejo, Superman ha dejado de interesarme (demasiado fuerte, demasiado poderoso, muy “alienígena”). Y el estimulante Spiderman para mí es un adolescente bromista, aunque en los comics está mucho más atormentado. Además estamos supersaturados de Spiderman, todos los productos infantiles masculinos llevan impreso a spiderman.
Batman siempre ha estado ahí, sobre todo cuando dejó de ser gris, azul y amarillo, en 1989 con la película de Tim Burton protagonizada por Michael Keaton, y la siguiente. Aunque las posteriores, con George Clooney con pezones fueron funestas, se cargaron la saga.
¿POR QUÉ ME ATRAE PRECISAMENTE BATMAN – EL CABALLERO OSCURO ?
- Batman no es un superhéroe. Es un hombre entrenado que lleva un traje con gadgets tecnológicos. Es decir, está muy cerca de nosotros.
- Batman lucha por su ciudad, Gothan, contra la corrupción. No lucha contra hijos de Odin, ni contra extraterrestres voladores. Sólo quiere detener a delincuentes. Eso sí, atrae a delincuentes locos y peligrosos.
- Batman es legal, pese a que la ley pueda ser imperfecta. No es el juez Dred, no se convierte en vengador y juez. Acata la ley, aunque sepa que esta no funcione y entrega a los delincuentes a la policía, que en ocasiones es corrupta.
- A Batman no le gustan las armas de fuego. Sus gadtches molan, pero no son mortales: bombas de humo, ganchos, explosivos plásticos, … Batman respeta la vida.
- El coche de Batman también mola. Y la moto (batpod) más.
- Batman era débil, pero ha recorrido un camino de autoformación que lo ha convertido en superhéroe. Ha transformado sus miedos (oscuridad, cueva, murciélagos) en la fuente su poder. Se ha entrenado físicamente.
- La trilogía del Caballero Oscuro de Nolan es una de las mejores obras cinematográficas de superhéroes, incluso de acción. El joker de 2020 es un peliculón adulto.
- Su estética es potente. Al principio resulta un poco ridícula, pero está tan imbricada en la cultura occidental, que forma parte del mundo en que vivimos.
“No sientas vergüenza al hablar de Batman. Los comics son un legado cultural y un auténtico género literario.”
Ulises Novo